martes, 29 de junio de 2010

chato

Prendo la tv y siempre es lo mismo. Siempre dan la misma basura: Hulk, Spiderman, Arma Moral, Matrix, Apocalipto, 2012, 10.000 antes de Cristo, Termineitor 2 y esas películas patéticas, gringas, de amor, obvias pero emotivas a cagar.

La caja estúpida. Cuánto tiempo he perdido frente a la tele. Mil horas. Yo creo que una inteligencia, una organización, una secta secreta superior a la de los gringos nos está adormeciendo, distrayendo, hipnotizando con la televisión para no movernos, ser pasivos. No actuar.

Mientras. Ellos llevan a cabo sus planes de conquistar el mundo. Mientras la verdadera alma, la verdadera arma de una nación, la gente, se mantenga dormida, separada ante los problemas que tiene el mundo, ellos podrán llevar acabo sus planes.

Al final, harán que nos matemos unos entre otros. Se quedarán con la tierra , mientras las grandes naciones se matan con las guerras. Qué mierda.

Lo peor de todo. Lo que vemos por televisión es una señal, no exacta, pero sí clara de lo que en algún momento va a suceder. Los extraterrestres existen, viven entre nosotros y sus naves se esconden en el fondo del mar inalcanzablemente profundo para el hombre. Por ejemplo.

Las comunicaciones están hegemónicamente unidas, que cuando algo  verdaderamente trascendental suceda, todos vamos a estar tan conectados que nos unirá el mismo hecho. Más que la de un mundial. Verdaderamente va ser de vida o muerte.

Se manejan las comunicaciones, el dinero y los bancos, las fuerzas armadas, la tecnología, la información, Internet (qué miedo). Saben, conocen, controlan, manejar y distribuyen a su antojo... quién chucha sabe.

sin título


El plan era: tomar los dos autos, el corsa pick up de mi hermano Matías y el peugeot de una amiga de él. Ir a la oficina, cargar una moto, llevarla al taller y devolvernos a la casa y quedar chinos.

Íbamos bajando por Colón, tomando la curva que está antes de Vespucio. Mi  hermano iba adelante. Justo en la curva que se cierra a la derecha y luego se abre para mostrar la avenida, veo que el peugeot  se cruza de su pista a la tercera, brutamente, y se da un trompo quedando en medio de Colón. Una viejita en otro auto lo chocó por el costado de copiloto, en la rueda. 

Una imagen antes. Al ver el auto girarse, pensé que iba a seguir de largo, pasándose a la pista contraria, justo, cuando lo pescaría otro auto de subida.

Pero no, mi error fue más huevón. Frené casi al mismo tiempo que él y me giré de la misma forma, sólo que a mí nadie  me chocó. No. ¿Qué onda? Un show sincronizado. No cachaba por qué. Qué pasó.

El factor agua en la calle y ahuevonamiento nos jugaron en contra. 

Estacioné el corsa a un costado, me bajé, me acerqué al auto y le pregunté a mi hermano "¿Estay bien huevón?" Blanco me dijo que sí, moviendo la cabeza. Miré el peugeot de frente y tenía las dos ruedas para adentro. Se miraban. ¡Ya wn pico con la huevada! decía  Matías. 

Estacionamos el auto en un edificio que está justo en frente de la escena y ahí lo dejamos. Había que cumplir la misión 1 y volver a la 2, un nuevo problema: auto ajeno, la dueña no sabe porque está fuera de país y todo un royo que se solucionó muy fácil. 

Llegamos a la Oficina, cargamos una moto en el pick up y la llevamos a un taller. La bajamos. Nos subimos al auto y le corsa culiao no partía. ¡Qué huevaa! Matías pateaba la perra. A mí me da risa.

Me bajé a empujar y prendió. Una. Seguimos, subimos y cuando íbamos llegando a Vicuña Mackenna el  auto se apaga. De nuevo, me bajo, empujo y prende. Dos. Llegando a vespucio. Tres. Pero esta vez, el tubo de escape vomitó unos truenos y relámpagos que no había escuchado antes.
.
Se baja y empuja, lo prendo. Cuatro. Andando en tercera, avanzábamos a 40. Llegando a Flandes, frente a la casa de mis abuelos, se apaga. Muere. No tiene pulso, ni sonido. No hace contacto. Está muero.

Lo estacionamos en la entrada de la casa de los tatas. Tocamos el timbre y salió mi primo tato. Abrimos el capó y  no podía ser más obvio. Después de esto uno aprende, pero en el minuto no cachaba ni una de autos, ni mantenimientos ni kilometrajes y del sapito y todo eso que es tener un auto. Sólo sabía que ese olor era a quemado. 

Mi primo dice "esta huevada huele a quemado wn". "¡NOOOOOOOOOOO! ¡OH!  "Este huevón es grande" pensé.

¡¿Salimos en dos autos y llegamos a pata a la casa?! Línea para la resta, catastro de pérdida, costos. Quemamos el corsa. No tenía aceite y líquido refrigerante.

El auto no era mío, pero algunas veces lo ocupaba. Huevones idiotas, pendejos con un juguete, nunca revisamos niveles, ni lo llevamos a la revisión técnica. Lo ocupábamos no más.

El Peugeot se fue al seguro y listo, pero el corsa no, se fue a un taller. El mecánico dijo “nunca había visto algo como esto, mira ven a ver” y me mostraba una pasta negra que tenía en los dedos. “Esto es el aceite de tu auto” dijo. 

El asunto El auto no murió, sino que lo matamos. Ni pan ni agua. Las cuatro veces que prendimos el auto, cada vez que el auto escupía eso sonidos, cada vez que partía lo hacíamos cagar. El motor explotó. Tuvimos que enderezarlo con una prensa industrial. 300 luquitas.

lunes, 28 de junio de 2010

Explorador

Me iré a recorrer el mundo
a conocerlo por completo.
Voy a probar cada plato típico.

Voy a subir cada montaña
sumergirme en cada océano.
A mirar cada pelea
con cuidado de no participar en ninguna.

Recorriendo cada carretera
mirando las aves volar al sur
al norte y al sur otra vez.

Pisando nieve, tierra, pasto, asfalto
en una tormenta de arena
bajo la aurora boreal
dentro de una caverna
en la cima de un rascacielo
atrapado en un telesférico
entre una manada de leones.

Ver gente tan triste, tan feliz
con hambre, satisfecha
lujuriosa, muy cansada
violenta, muerta de la risa
bien intencionada, cobarde
canalla, inmensamente desafortunada.

Músicos, dentistas
Arrieros, ladrones.

Juro por los hijos que no tengo
voy a conocerlo por completo
aunque se me vaya la vida

domingo, 27 de junio de 2010

Idea fría


Santiago de Chile. 17 Enero 2008. En un baño de dos por dos, con un Water y un lava manos del porte de una bacinica, podía cagar y lavarme las manos al mismo tiempo. No se podía fumar. Tenía un espejo colgado. A la misma altura, una ampolleta que no se apagaba en todo el día.

Entre productos de limpieza, papel higiénico, sopapos y cajas, encima, estaba tirada una torre de camisetas, cinturones y pantalones con falla. Baño-bodega. Todo junto, más ese incesante sonido de la calefacción de la tienda. Era tener la turbina de un avión sobre la cabeza. Se apagaba con la ampolleta. Se apagaban.

Parado frente al espejo, me miro. Me peino. Entro mi camisa al pantalón y salgo. Me pongo mis lentes de sol. Es mi hora de almuerzo y estiro la mano a Octavio, mi "jefe", que me pasa 3 lucas.

La tienda Bellota tiene un cuarto de siglo. Creo. En el Apumanque, donde trabajaba, mis compañeros de tienda eran José, que trabajaba porque tiene una hija; Octavio, por las lucas; y Alex, un cabro con tiempo.

Buena onda. Uno salía a darse unas vueltas, después salía el otro. A pasearse por el Moll. Almuerzos más largos.

Trabajo por dinero para escaparme. Sé a dónde quiero ir, pero no sé a dónde voy a llegar. Es como la vida. Lo importante en esto es llegar.

Escapo porque nunca me había sentido tan solo. Me quería borrar del mapa, un mes que sea. Tomé mis cosas y me fui solo al Perú.

Tenía que sacarme todo estando lo más lejos posible. Antes de irme, me despedí de algunas personas. Era como para no volver. Le declaré mi amor a la cata: que la amaba, que fuera la madre de mis hijos. Yo la dejé ir una vez, ahora ella a mí.

Tomé mi pieza y la dejé pelada. Boté cajas de recuerdos, regalos, fotos, miles de papeles. Ese fue mi closet. Mi escritorio quedó sin papel alguno. Mouse, pc, teclado, pantalla y parlantes. Mi repisa de tres pisos se quedó con mis libros, resguardados por Juampo, mi oso. Cds, cintas, una pipa y un par de perfumes. Y sería.

Perú, playa de Huanchaco. 24 de febrero de 2009. 5 de la mañana. Acabo de llegar, por fin me puedo bajar de ese bus de mierda. Necesitaba un tico que me llevara a la costa. 30 soles, me rajó el chato al verme la cara de urgido. "El centro es peligro" me dijo. Me subí al taxi.

Cinco días estuve sentado frente al mar. Mi carpa, una sombrilla, el bidón con agua, la manzana-pipa y el mar. Estaba solo. Me había quedado así. No entendía, y para hacerlo, mejor, me fui a sentir la soledad, a vivir con ella, a entenderla, disfrutarla.

Lo logré. No es mala compañera estando solo, pero siempre es mejor estar de a dos. No era mi momento. No tenía que serlo tampoco.

Pensé en todo. Ordené mis dudas para ser contestadas por la confianza de mi criterio. Acerté. Conseguí las respuestas. Construí mis cimientos sobre la arena, sentado a lo indio bajo a la sombrilla. En mi mano, un libro abierto cortado por mi dedo gordo, se apoya en mi pierna. No estoy leyendo. Tengo la vista perdida en el horizonte. Embobado por el sol, el mar y los pájaros que vuelan a ras del agua cerca de la costa. Con un giro suben a lo alto para dejarse caer en picada, sumergiéndose con un clavado. Aleteando salen a flote. Vuelven a volar con el almuerzo en el pico, un pescado. Qué buena idea "almorzar" pienso. 

Introspección, catarsis, ataraxia. Necesitaba sanarme de las dudas y de algunos momentos. Dios, la tierra, el amor, la amistad, la familia, el pasado, presente y futuro en un mismo segundo. ¿Qué quiero? Bien. Hay que ir por eso.

Del mar salió uno de estos pájaros.  Caminaba lento. Unos niños le tiraban arena y él ni se inmutaba. El mar, su ritmo, volar lo tenían cansado. Agotado. Quería descansar. "¡HEY! ¡NO LO MOLESTEN ES MÁS VIEJO QUE USTEDES!" Les grité a los cholitos que me hicieron caso. 

El pájaro se puso a descansar a mi lado. Estaba a un metro de distancia de mi refugio caribeño. "Uno que me entiende" le dije. "Estás cansado, pues descansa" le volví hablar. Echó su cabeza hacia atrás y se puso a dormir. Nos acompañábamos.

Donde el mar iba y se recogía, caminaba la gente. A lo lejos vi venir una familia de puras mujeres, niñas y señoras. Una de ellas se acerco a mí. "Hola, qué le pasa este pájaro" me preguntó. "No sé, creo que está cansado" le respondí. "Permiso, no te voy a molestar" dijo. "Adelante" respondí.

Se hincó a medio metro del pájaro y me miro frotándose las manos, me dijo "este es una forma de sanar, se llama mahikari y es un arte, el mismo que practicaba Dios". Cusi era su nombre y practicaba el arte de la sanación con la energía del Universo. Lleva años y ha sanado a mucha gente. Enderezó la columna de su hija. Un milagro. Ni los quiroprácticos ni las operaciones. 

Hay que saber que somos parte de todo. Cuando el ánima y su energía deja nuestro cuerpo, esta vuelve al Universo que la ocupa para crear otra estrella, en germinar otra semilla, en evaporar el agua del mar para regar la tierra y alimentar los animales. Produce vida. 

Lo sabía pero Cusi lo dijo sin que yo le dijera "...yo soy todo el universo, ahora, acá, en esta forma. Soy un puente entre el universo y la tierra. Tomo la energía del universo que canalizo con mi mente y que proyecto con mis manos para entregársela al pájaro".

Estaba sorprendido. Dijo lo que yo pensaba. 30 minutos de sanación y el pájaro despertó. Estiró su cuello que irguió al cielo. Abrió sus ala de casi un metro y se sacudió. "Ya está" dijo Cusi. El pájaro se puso a caminar, cada vez más rápido, hasta que se decidió a volar. Corrió y lo hizo. Voló. Detrás de él, un sol naranja que se corta con el horizonte del mar. Los ojos se me llenaron de lágrimas.

Cusi me mira y me dice "ahora te toca a ti ¿quieres?" Asentí con la cabeza, no podía hablar. Frotó sus manos, rezó una plegaria y estiró sus manos.  Sentía el calor que me entregaba. "Te vi de lejos. Vi tu aura. No sabía quién era, pero distinguí el color de tu aura. Eres muy bonito." me dijo. 20 minutos de sanación y yo lloraba en silencio. "Suelta todo" me dijo. 

"Ya ¿te sientes mejor? Que bonito todo esto. El pájaro fue nuestro puente, sino fuera por él, no te habría conocido Francisco. Fue un gusto. Estoy alegre" y me miraba con una sonrisa. Nos abrazamos y ella me hizo cariño en la cabeza. "Ya estás mejor hijo mío" tomó mi cara, me besó en la mejilla y me dejó unos soles, fruta y se fue.  










A punto


Esperé el consuelo de una mujer. Ese fue mi error: esperar. Qué puede retener tu tiempo y adaptarlo a tu día. A diario. Creo ser un experto en terminar relaciones, y últimamente, queriendo lo opuesto.  Yo estoy claro pero hay que contar la sanidad  y tranquilidad mental de ambos. Uno tiene que estar bien, cómodo. 

Quizás, simples excusas. Soy bueno sacándome alguien de adentro. Me ha pasado más de una vez. Me la sé. Más observador que antes, lo huelo y sé cómo funciona. En el momento de los "quiu" hay que soltarlo todo, tomarse la palabra y decir y preguntar el por qué. Pedir un razonamiento sincero. Y cuando me toque hablar a mí, tomar la sensación que me embarga y buenas palabras para explicarlo. Luego tomar aire. 

Es una bella mujer, por no decir era. Llegará otra. Hasta que me case y no me canse, no esperaré ni buscaré y llegará y si es que. Es la tónica y con el despecho a flor de piel: la vida da y quita, y cuando da, ten, tomo, ahí tení.
 
Viajé 2 horas. Del Cerro Manquehue, bajé. Caminé hasta la rotonda de la Alemana y esperé la micro. Pasó, la tomé y me bajé en 11 con Valdivia. Esperé 30 min, hasta que me aburrí y tomé un taxi. Llegué a la casa de mi mujer, amiga con ventaja, la huevada que se ocurra. Ella estaba con su ex conversando  algún tema denso, súper metida y con desagrado en sus cejas. A tal punto que daba exactamente lo mismo que esté o no ahí. Sobraba incómodo.Qué hago acá” me pregunté. Me siento como un idiota.

 Esperé un silencio en la conversa. Ella se paró y fue al baño. Yo celoso, humillado, invisible tomé mis cosas y me fui. Al ratito bajó a buscarme al paradero. Descargamos, o mejor dicho, descargué en la calle lo poco y nada que tenía que decir. La frase final fue "...arregla tus huevas y si me extrañas, házmelo saber porque yo no te voy a huevear más. Yo me voy a mi casa".

Caminando por los Leones hacia Bilbao, pasé por una plaza. Al cruzar con verde, un tipo en auto no me vio, yo sí, obvio soy transeúnte. Se me fue una camio encima. Si no doy un salto atrás, me aplasta. El tipo frenó y chocó con la cuneta. Siguió. Yo lo insultaba con mi dedo levantado. Seguí y pensé "wn estuve a punto de morir".

jueves, 24 de junio de 2010

Otra vez

Diego me dijo que no dejo pasar las cosas. Poco se equivoca. No es que yo las retenga en mi pecho. Al contrario, las dejo salir cuando deben hacerlo, no cuando quiera. Entre más amor, más se demora. Entre menos...

De Iván R. aprendí que la amistad es eterna.
De Diego E. aprendí que la palabra forja al hombre.
De Willie aprendí que puedo hacer un "asado a luca" y que una sola mirada mata.
De Vicente P. aprendí que puedo callar, omitir y hacer vista gorda a cualquier cosa.
De Vicente M. aprendí que todo se puede arreglar con un buen momento. Gracias.
De Diego Ego aprendí que puedo llegar a cualquier parte.
De Marcelo G. aprendí a ser ciego por una idea.
De Fernando B. aprendí que hay momentos, sin importar cuáles, que no valen.
De Luis G. aprendí que puedo vivir de mis ideas.
De Camilo L. aprendí que debo caminar solo.
De Esteban O. aprendí que la amistad, algunas, es pasajera.
De Cristóbal M. aprendí que puedo amar a quien no conozco.
De Mumo S. aprendí la incondicionalidad.
De Enrique E. aprendí que sí se puede estar lejos, pero estar.
De Dani E. aprendí que puedo volver a confiar y entregar sin recelo. Gracias.
De Dani A. aprendí a luchar contra la adversidad. A ser fuerte como ella.
De Carla B. aprendí que sí se puede olvidar a una mejor amiga.
De Catalina D. aprendí que no puedo dejar ir a una persona que me ama.
De Mónica S. aprendí que sí se puede olvidar el amor.
De Fernanda R. aprendí que sí puedo mentirle a la persona que amo.
De Daniela P. aprendí que el cariño se prende cada vez que nos vemos.
De Romina R. aprendí que no hay nadie más chistosa que ella. Te quiero amiga.

Y en verdad aprendo de cada uno de ustedes. Nos conozcamos de toda la vida o sólo en un carrete. Todos me han entregado algo y de seguro me falta gente por nombrar, pero sólo a estos recuerdo.
Quizás Diego no se equivocó, porque cuando aprendo algo me lo dejo para mí.






martes, 22 de junio de 2010

Vibración

El planeta tierra en su centro tiene un núcleo de hierro, una pelota de metal que es del porte de mi puño. Cada minuto este centro palpita seis veces. Podríamos decir que es el corazón de la tierra.

El corazón del humano late 76 veces por minuto en su fase adulta. Su frecuencia aumenta el doble y casi el triple a un ritmo deportivo o de actividad. Si en promedio son 70 latidos por minuto, 42.000 por hora, 100.800 por día y 36.792.000 latidos por año, en 100 años mi corazón entregará 5 mil millones de latidos sin detenerse.

Cada sonido, movimiento, lo que sea produce una vibración que va acompañada por ondas. Cuando una persona anda triste, angustiada o con miedo, las vibraciones de ese corazón serán menos, más lentas y con ondas más largas. Ciclos que suben y bajan y se demoran en acabar. Si una persona anda feliz y alegre, las vibraciones de su corazón serán más, más rápidas y sus ondas serán más pequeñas y cortas.

Cuando hay dos personas, una junto a la otra, las vibraciones del corazón viajan fuera de nuestro cuerpo chocando con todo lo exterior, o sea, con la otra persona. El cuerpo que recibe, siente, y qué es mejor: una persona que poco estimule, o, una que deje sentir su estímulo por naturaleza.

lunes, 21 de junio de 2010

Dualidad


Hay que ser muy valiente, como muy cobarde para suicidarse.

Lo digo porque todos en algún momento lo han pensado. Todos sí tienen la palabra, el concepto dentro de su vocabulario, de su cabeza. Existe, es real aunque no lo vivamos en carne propia. Y que en ese caso, sería solo por una vez.

Dos personas; cero conexión: Marciano y Max. 

Marciano tenía como... 40 años, era soltero, un perno grande, viejo, pelado, con panza y unos lentes del año 60. Pudo haber sido mi padre. Estudiaba historia en mi escuela. 
Max era joven. Hoy tendría 28 años. Actor, con un cierto atractivo, particular, sin duda cautivaba a un gran número de mujeres. 

Dos citas, una de cada uno. Dos citas que no olvidé, porque fue lo que me quedó de ellos. Sin relevancia. Sólo dos momentos.

"Yo estuve en la marina. Terminé mi primera carrera y me fui al campo a trabajar. Después me bajo la huevada y junté plata para pagarme esta huevada de carrera. En la marina, en un viaje al polo me caí al mar congelado, estuve a punto de morir pero mi capitán me tomó con un gancho y me subió al barco" me contaba Marciano con un tono medio burgués, con una mano en el bolsillo y la otra que movía  carreliando

"Una vez estaba aquí mismo (en su parcela de Laguna de Aculeo) y me tomé unos hongos. Cacha que veía puros duendes de colores riéndose por el patio. La huevada es que uno se me acercó y se rió en mi cara. Un duende negro se rió en mi cara y se fue y se perdió en esos arbustos" me contaba Max abrazándome con un brazo y con el otro apuntando al fondo de la parcela.

Lo que más me llama la atención de esto, es que a pesar de tenerlos cerca, al lado de uno, en clases, en carretes, en momentos donde nos reímos, jumamos y tiramos la talla, no tenemos la más mínima y puta idea de lo que pasa por sus cabezas.

BOB MARLEY AND THE WAILERS - EASY SKANKING

Easy skanking (skankin' it easy);
Easy skanking (skankin' it slow);
Easy skanking (skankin' it easy);
Easy skanking (skankin' it slow).

Excuse me while I light my spliff; (spliff)
Good God, I gotta take a lift: (lift)
From reality I just can't drift; (drift)
That's why I am staying with this riff. (riff)

Take it easy (easy skankin');;
Lord, I take it easy! (easy skankin');;
Take it easy (easy skankin');;
Got to take it easy (easy skankin');.
See: we're takin' it easy (ooh-wah-da da-da)
We taking it slow, (ooh-wah-da da-da)
Takin' it easy (easy);
Got to take it slow (slow-slow)
So take it easy (easy skankin' - da-da-da-da-da-da)
Wo-oh, take it easy (easy skankin');
Take it easy (easy skankin' - da-da-da-da-da-da)
Take it easy. (easy skankin');

Excuse me while I light my spliff; (spliff)
Oh, God, I gotta take a lift: (lift)
From reality I just can't drift; (drift)
That's why I am staying with this riff. (riff)

Take it easy (takin' it easy);
Got to take it easy (takin' it slow);
Take it easy (takin' it easy);
Skanky, take it easy (takin' it slow).

Tell you what:
herb for my wine; (ooh-wa-da-da-da)
Honey for my strong drink; (ooh-wa-da-da-da)
Herb for my wine; (ooh-wa-da-da-da)
Honey for my strong drink.

I shake it easy (takin' it easy);
Skanky, take it easy (skankin' it slow);
Take it (takin' it easy) easy;
Take it (skankin' it slow) easy;
Take it easy (takin' it easy);
Oh-oh-ooh! (skankin' it slow);
Little bit easier (takin' it easy);
Skanky, take it easy (skankin' it slow).
Take it easy! Take it easy! Take it easy!

FOR ME
NO TALK ONLY OF WEED

sábado, 19 de junio de 2010

Cuento de Graffitti

Vicente, Leo, Pepe y yo estamos parados en las esquina de Bilbao con esa calle en donde está un súper Santa Isabel. Tagiamos las calles. Dejamos la firma en algún espacio monumental de la pared.

Alguien, no sé quién está rayando un Teléfono público. Con un chanco rerellenado las letras chorrean cualquier superficie. Yo con un témpera nuevo y un linterna.

Dándoles la espalda, saco mi silver spray y me dispongo a rayar la puerta de entrada.

Luz rojo baliza. Me giro en ciento ochenta y los veo bajar por Bilbao. Pasan la calle pero frenan. Retroceden contra el tránsito y se dan una vuelta en u. Se estacionan justo frente nosotros. Se abre la puerta. Uno de los cuatro dijo ¡corran! Leo. Yo me puse a correr. Todos lo hicimos.

El paco cierra la puerta, no se baja y el auto verde con blanco retrocede de nuevo contra el tránsito. Se mete por la calle. Van detrás de nosotros.

Corrí como el mejor delincuente. Miré hacia atrás, vi el auto que nos perseguía. En la carrera iba Leo primero, yo segundo, Vicente tercero y Pepe.

Di vuelta mi morral y saqué dos latas que tiré con adrenalina dentro de una casa. Cuando cayeron rompí un vidrio. El ruido me hizo pensar “a mí no me pillan nicagando". Si me pillan, mi viejo me raja a patadas en a raja.

Se me estaba acabando la cuadra. Doblé a la izquierda porque era mi banda y subí. Atrás, Pepe y Vicente  están boca al piso.

A tres cuatros de mi carrera , escucho un grito que nos dice "¡TÍRENSE AL PISO!". El mismo paco que no se bajó, ahora nos perseguía a pie. Miro hacía atrás y me fijo en dos cuerpos.  Somos tres corriendo y la carrera me figura primero, Leo y el paco empuñando con los brazos estirados su arma. Veo su cabeza inclinada a la derecha. Nos apunta.

Me pasé toda la peli. La penca de mi viejo. Después, la cana. En el colegio, el falso estigma de un mar de pendejos. En la casa, la burla de mis hermanos y toda una vaina familiar.

Doblé en la esquina y entré en aguas tranquilas. Nadie me perseguía. Dejé de corre. Caminé hasta la Shell, donde había una cuca estacionada. Pasé caminando justo al lado. Ni miraron.

Al mismo tiempo, Vicente y Pepe están de guata en el piso con las manos en la cabeza. El paco pisa la espalda de Pepe y el huevón se ríe. Qué manera de huevarlo en el colegio. ¡De qué te reí tu pendejo! le grita el paco. "De nada mi Capitán" responde Pepe (en volá). Huevón chistoso.

"¿Qué estaban haciendo? Los vi robando un teléfono público" les dijo el paco. ¿¡Qué huevada¡? Obvio que fue el Leo. El huevón más paqueado de la tierra no puede pasar piola rayando un teléfono público."Estábamos rayando" respondió Vicente. Les quitaron las latas, los huevaron un rato, los mandaron pa` la casa.


jueves, 17 de junio de 2010

Estoy pal pico pero no importa-corta


Ayer llegué tarde a mi casa (3 a.m). Mi padre me estaba asechando. Me esperaba. Metí la llave en la chapa de la reja. Abrí. Cerré. Luego busqué la llave triangular y la metí en la chapa de la puerta principal, pero esta  se abrió solita. 

Entro. Saludo a mi perro, Bayu. Le tomo el hocico y le beso su nariz mojada. Entro a mi pieza, prendo el interruptor de la luz pero la ampolleta está quemá de a qué tiempo. Las cortinas abiertas dejan entrar algo de luz. Veo todo. Me estoy sacando el montgomery que heredé de mi fallecido, queridísimo primo Francisco, cuando escucho el relámpago: "¡ESTAS SON HORAS DE LLEGAR EN LA SEMANA!" El grito despierta a toda la casa que está en silencio.
 
Se abre la puerta de mi pieza y ahí vamos otra vez. "¡QUÉ MIERDA TIENES EN LA CABEZA!" Un grito me pregunta. "¡RESPONDE!" Tomo aire y tiempo y con mi voz rasposa por el maldito cigarro le respondo calmo "una mujer". No pude haber tenido mejor respuesta. Él: "¡NO!¡ERES UN INMADURO Y NO TIENES CARÁCTER!" Me dice porque nota que estoy un poco tomado.

Él está parado en la puerta de mi pieza. Puedo distinguir su cara de enojo, la he visto toda mi vida. Un solo perfil, el que la poca luz dibuja. Estamos a tres pasos de distancia. Yo contesto a lo que pregunta. Aún sostengo el montgomery. Pero esto todavía no acaba.  Se acerca hacía mí. Rápido. Yo dejo el abrigo en la cama y lo encaro en silencio. Me paro erguido frente a él que con sus  manos agarra mi chaleco y me zamarrea, gritándome "¡CÓMO CHUCHA TE LO TENGO QUE DECIR!" Hasta que me suelta.

Está enojado porque no avisé. Tema que ya habíamos hablado varias veces.




domingo, 13 de junio de 2010

TEJAZO


Hace un par de años  atrás, cuando no era quien soy, me cayó la teja.

El alcohol y yo fuimos los principales protagonistas. No definimos el desenlace y perdimos la razón de nuestros papeles. En la historia entran dos personajes más: uno que dura muy poco tiempo en escena, pero es relevante, y otro que se roba la película. Somos 4: el alcohol, yo, el diablo y el ángel.

8 años juntos como amigos, grupo de hip hop y de proyectos que se acabaron como todos los grandes procesos de la historia que terminan o empiezan a la vez, de una.

Inmaduro, inconciente fui.  Los cuatro días después de ese momento me lancé, me puse en posición olímpica, junté mis pies y saludé a la audiencia para luego sumergirme con un piquero en un vaso de alcohol.

El último día, el cuarto, fue el peor. Me junté con un amigo, compramos una botella de ron y la bajamos antes de ir al carrete. Mitad y mitad. Algo común. Antes de llegar, compramos otra, de la que sólo recuerdo un par de tragos.

Tengo un reflejo: cuando me siento ebrio, mal, con ganas de vomitar, cuando estoy entrando a la inconciencia y sigo de pie hablando weas, me voy directo a mi casa. Camino de donde sea, en zic-zac, con un ojo medio abierto y el otro cerrado para enfocar. Pienso: quiero mi pieza, mi cama.

No sé ni por dónde iba, pero iba y mal, borracho como nunca. Los tres días anteriores a este me estaban pasando la cuenta. Mucho alcohol acumulado en mi cuerpo.

Iba caminando a mi casa y alguien me empuja. Caigo al suelo. Me trato de levantar. Tiemblo. Estoy en cuatro patas como los perros. Tiemblo. Los brazos me tiritan. Me voy de lado. Escucho una sola risa. Intento levantarme de nuevo, me pongo en cuatro patas y ese alguien me patea las manos. Mi cara cae al piso, al cemento. No recuerdo más.

Soy vulnerable. Me robaron 13 lucas. Quien haya sido tuvo algo de decencia. Tomó mi billetera, la registró entera dejando todo: carnet, tarjetas y pase en un mismo compartimento. Luego la devolvió a mi bolsillo. Mi pendrive se hizo mierda con la primera caída. También robó mis audífonos, los amaba. Perdí un libro y un pañuelo.

Aquí estoy, ebrio, inconciente, tirado en la calle, votado. Solo.  No sé del tiempo ni el lugar. No sé quién soy y qué me ha pasado. Por qué. Esa es la pregunta más ambiciosa que quiere saber todo pero las cosas no son así. Uno nunca va saber todo y ahí se acaba.

La próxima escena la lamento más que la anterior.

Un bulto, mi bulto llamado humano se apareció en el camino de otra persona. Tengo la impresión de que cruzó la calle al verme en el piso.

Tal como un herido de guerra, puso mi espalda en sus piernas acuclilladas para sostenerme. Tomó mi mano con fuerza,  yo no podía sostener la suya. Me dijo "hey flaco despierta". Abrí los ojos y no puede enfocarlo, dejé caer mi cabeza hacia atrás. "Hermano yo te voy ayudar. No te voy a robar ni te voy a lastimar. Yo te voy a llevar a tu casa, pero dime donde vives" me dijo.

De mis entrañas, de lo más profundo del hoyo asqueroso en el que estaba, de lo más oscuro de mí salió un grito que iluminó esa noche. En una frase le dije donde vivía. En un grito di la dirección de mi casa para volver a morir.

Mi madre entra a mi pieza y me dice "ya estás borracho uff y pisaste mierda, la pieza está pasada a mierda. Levántate, báñate y ventila tu pieza". Yo estaba tal cual como salí ayer, tirado de guata en la cama. Resulta que esta persona me fue a dejar hasta mi cama, abrió la reja, la puerta de mi casa y me dejó sobre mi cama.

Debo reconocer que desperté con miedo. Nunca había sentido tal sensación en mi cuerpo. Miedo. No sé quién me robó y lo peor de todo es que no sé quién me salvó y lo lamento. Lamento no conocer su cara, sus ojos y sus manos para verlo, saludarlo y abrazarlo como a nadie. No sé a quién agradecer. Me frustra. Por lo mismo, hoy y acá te lo agradezco. Agradezco lo que hiciste por mí. Gracias. Nunca nadie, ni mis amigos, ni mi familia, ni mis mujeres se comportaron como tú. De nuevo: GRACIAS.

Me estaba quitando la ropa, buscando la mierda para limpiarla. 

Me había cagao

Yo era la mierda.


viernes, 11 de junio de 2010

Mi caramelo - Bersuit Vergarabat

Qué linda que estás,
sos un caramelo te veo en el recreo y me vuelvo loco,
todas las cosas que me gustan,
tienen tu cara
y espero los asaltos,
así juego a la botellita con vos,
mi bomboncito
Qué excitante que estás,
tendrías que saberlo,
esa cola es la manzana más buscada,
y esos senos el alimento de mi creación,
quisiera arrancarte un día
y morirme en un telo con vos,
o quizás en un auto.
Han pasado cinco años,
asumiste las cosas
hace tiempo que estoy buscando mi verdadero yo,
hay una especie de simbiosis,
lo dijo mi psicóloga
haría bien a la terapia
alejarme un tiempo
(unos setenta años)
Cómo estás querida
tengo esposa e hijos,
de vez en cuando hablo con ella
y hasta hago el amor,
no es que quiera molestarte,
pero me es imprescindible
sentarme en un café,
y soñar un poco
y tal vez amarnos
Y ha pasado mi hora,
quién robo mis años,
cambio a toda esta familia
por un segundo con vos,
si te veo ahora,
aunque termine en un hospicio,
tomo una botella
y juego a la botellita con vos...

jueves, 10 de junio de 2010

Surfeando





Sentado, parado, acostado, de lado, del otro. Hay que soñar despierto. Hay que visualizar las cosas que queremos, el cuerpo y la mente, nuestra cabeza dirá. Son ideas. Tal cual como el estómago pide comida, la mente tira ideas que alimentan el espíritu que pide, y a la vez mejora  cualquier trabajo que se haga. Las  voladas que evadimos a diario hay que proyectarlas.  

Estoy sentado. Quieto. En la misma posición empiezo avanzar. Dejo atrás la cama y las cortinas mostaza. Estoy al medio. Voy manejando una nave.  Voy por un camino de tierra y el cielo está azul a pleno Sol. Una arbolada me espera. Con la velocidad se hace una película a cuadros.  Al fondo, en la falda del cerro hay un bosque. Desde allá hasta aquí, hay campo verde y crecido está el pasto.
Llego. Mis hijos están al frente de mí, sentados en el pasto. Se llevan las manos a la boca cuando se ríen. Se están riendo de mí. Los miro de reojo y me pongo en posición,  empiezo a actuar como un viejo volao. Como maestro Magoo. Me acerco y les toco sus caras preguntándoles ¿quién es este niñito? y ¿quién es esta niñita tan linda? Mientras les hago cosquillas, van soltando carcajadas que me dan risa. Una mujer me entrega agua en un vaso.
Camino a la orilla, mis pies se mojan. Me saco las zapatillas y cuando levanto la vista ya es de noche. Ya no tengo los pies mojados. Ya no estoy tocando el agua. Miro el cielo y está todo estrellado. Puedo ver a  todos y a todas pero sólo sé dónde están algunos. Somos únicos porque cada estrella es única.  
Descalzo. No, desnudo. Estoy viendo un amanecer y el sol sale del mar. Me siento a verlo, estoy sobre las rocas. El mar las choca pero no me mojan las gotas. Mi vista fija en el horizonte. La vista perdida. Mi cara no dice nada. Soy un muñeco. Los ojos se llenan. Aguanto. Levanto el mentón hasta que llega. Apoya su brazo en mi espalda. La miro con mi  cara y dejo caer dos líneas de lágrimas que limpia con sus manos. Por dentro doy gracias. Cierro los ojos. Siento sus manos en mi cara. Abro los ojos. Estoy solo en mi pieza.

Este lugar es mi caso. Y quiero hacer muchas cosas como terminar lo primero para comenzar lo segundo. Re-encontrarme con ese espíritu que tenía a las 18. Tomar lo que quiero sin saber del futuro que a cada momento es. Hoy fue y también hoy quiero retomarTengo un plan. Terminar, vender el carro. Trabajar quizás 2 o 3 años. Tiempo completo. Juntar dinero. Pagar una hectárea. Con río. Pagarme  La Mancha e irme a ese viaje interminable que es la vida, la verdadera y única: mi vida.
O. La vida se fragua con dos caminos, como el callao. Al fin y al cabo: tienes esto  o  esto. Es bueno poder elegir. Mi o es una Familia que voy a tener. No sé cuándo ni con quién ni dónde. Aún. Pero sé que la tendré porque la quiero. Ahora, puedo dar amor a un hijo en la edad que sea, es amor. Pero podré hacer lo mismo a los 35 o 40. Mi cuerpo. Lo que está claro es que hoy tengo que terminar este puto compromiso y no dejar a mi mujer con un crío. Está claro. Tengo un pedazo de tierra que sea.

martes, 8 de junio de 2010

A S U



Acción Social Universitaria. Me quiero quedar con la última palabra: universitaria, universidad, universo, uni, uno. En este lugar se concentra el futuro productivo de la sociedad. Se encuentra la mente que rueda frenética por las ideas y sus luces. Muchas mentes.
Dejamos el estado pasivo del qué puede hacer el Estado por nosotros y nos invertimos a la actividad, a la acción de qué podemos hacer nosotros por el Estado y sociedad. Su fin: EL BIEN COMÚN. El nuestro como universitarios: tapar las grietas invisibles de este FIN que nunca llega. Cómo: ayudar es el verbo que se lleva a la práctica.

Voy con un pilote en la mano, saliendo de la casa de la paty, dueña de la futura casa (3x6.10M) que vamos a construir con mi cuadrilla. Ella es gordita, de un metro sesenta, morena de pelo largo y ojos negros, achinados. Cuando sonríe se le ve un diente de metal brillar. Su terreno es un "bajo", un hoyo gigante que fue rellenado por un camión que votaba sedimentos: ladrillos, tierra y piedras. Clavaba el chuzo en el piso y sonaba toinc en todos y cada uno de los hoyos para los pilotes.

Salgo de la casa con la misión: necesito que pelado, un cuadrillero de la casa contigua a la mía, corte un pilote que sobrepasan el hilo que nos da el nivel de la casa. De puerta a puerta deben ser setenta metros.  Setenta metros que separa dos familias, dos historias, dos realidades. Estas son opuestas.  Pensar en lo que pueden entregar los trabajos voluntarios. Vida. Experiencia. Anécdotas.

Los dos lugares tienen en común la construcción de una casa, la misma. Mis vecinos, el señor Sánchez tiene una casa colonial de adobe, con techos de 3 metros de altura. El frontis de la casa se ve perfecto. Las ventanas, los faroles y unas banquitas blancas de madera se cubren bajo el alero de la casona. Era un patrimonio nacional. Era antes del terremoto.

Vuelvo a mi casa. Está Silvio, marido de paty. Lo saludo. Presento mi palma y aprieto. Él es moreno, con las manos gritadas por el trabajo campestre. Duras. Tiene ojos verdes, achinados, parece un gato. En la primera casa que él construyó, se hace chicha. Es fácil. Se toma el racimo entero del parrón, se estruja no muy fuerte y se deja reposar en un barril de madera o vidrio. Se deja tres días y luego se cambia de envase. Con todo el resto, se hace agua ardiente. En casa tiene 100 litros de chicha.

Ya es de noche y cubrimos la casa con un plástico que la dejó protegida. Silvio se acerca y me dice "ustedes se han portado muy bien conmigo, ahora yo quiero portarme bien con ustedes. Si dan, yo doy. Además... están construyendo mi casa". Y nos hizo un asado. Con nico tomamos la camio y fuimos a comprar con Silvio. Se rajó con: 4 cajetillas de cigarros, 4 litros de vino tinto en caja y un ron metjans. Él no fuma.

El primer local que fuimos estaba cerrado. Cuando nico retrocede, caímos en una alcantarilla. Un hoyo que filtra el agua de lluvia en las calles de tierra en Pichidegua. La rueda giraba y no tenía apoyo. Estaba en el aire. Silvio se baja, algo ebrio ya, me dice que hay que levantar la camioneta para sacarla del hoyo. "Estay loco weón" esa mi respuesta. Al tercer intento, nico aceleró el auto mientras que con Silvio levantábamos la rueda y empujábamos hacia adelante. De pronto la rueda en algo se enganchó y  sacamos la camio del hoyo. Ni me la creí. 

Llegamos a casa, comimos la primera tirada de cerdo, pollo y chorizos. Con la música de Américo a todo chancho, la parrilla llena y todos comiendo con las manos, chupándonos los dedos y tomando chica a la vez. Silvio se acerca de nuevo y me dice "oye, quiero que vayas a buscar a los niños de la casa de al lado, ellos también ayudaron a parar la casa, los quiero invitar también". Tenía preparada la segunda  tirá de carne para las cuadrillas de la casa de al lado. 

Salgo de la casa de Silvio y  paty, sin frío y más prendido que antes.  La misión es traer a todos a mi casa para celebrar. Salgo en la búsqueda. He recorrido el mismo camino por lo menos unas 20 veces al día pero ahora ya es de noche. Las 12 horas de trabajo ya no las siento. Paso la reja de la casa del señor Sánchez. Entro al galpón. Están todos centados en la mesa, ambas cuadrillas, la de Javier y Álex (que no sabe construir).

Mantel blanco, copas de cristal llenas de ponche, papas fritas, chitos, ramitas y embutidos de no sé qué. Platos para el pan. Servilletas, cubiertos de plata. Comparto un rato, brindamos por nosotros, reímos. Nos hacemos los lindos. La señora Sánchez lleva aritos de oro y su hija de 46 años también.  Les cuesta soltar una buena carcajada. Escuché que entre los cuadrilleros y su familia siempre hubo algo entre medio (durante 3 días) . Algo que nos les permitió entregar a full, por ninguna de las dos partes.
 
Ha pasado un rato. Después de todo el día de trabajo, las cuatro cuadrillas de la escuela están en mi casa compartiendo un asado. Chica, vino y arto webeo fue lo máximo que pudimos dar esa noche.O sí. Nuestra escuela sabe.

Silvio y paty lloran de emoción. Recuperaron el pedazo de casa que el terremoto echó al piso. Nos dan las gracias. Están felices. Mis vecinos, el señor Sánchez también llora de emoción. Da las gracias, pero sus lágrimas son de resignación más que de felicidad. Pasó de tener la casa más grande y vieja de Pichidegua, a dormir en una casa de 3x6, igual que Silvio.