Un día los enchufes dejarán de dar corriente.
Las cañerías se quedarán sin agua.
Las calles se llenarán de personas.
Luego, todos emigrarán.
Si en algún momento, se quiso conocer el mundo entero y cada uno de sus lugares únicos por naturaleza, éste va a ser EL momento para hacerlo.
A pie.
La tierra volverá a ser libre y con una sola ley.
Volveremos a la leña, a matar el cabrito o salir de la huerta con las manos sucias con tierra.
Los dichos que escuchamos durante años, hasta perder su sentido, serán entendidos en toda su simpleza.
"El que guarda...
"Más vale...
"Sabe más por viejo...
Vamos a sobrevivir, para volver a vivir.
Sin límites, ni fronteras, el ocio reinará para producir el verdadero legado de la vida humana.
Y la información, siempre ha estado ahí, en frente nuestro.
Es como ha sido siempre.
Televisión e Internet nos entrega todo, y, a la vez, nos lo quita.
Quita: verdad, salud, las relaciones humanas.
Entrega: distracciones por miles de estímulos, al que cada cuerpo responde de una forma distinta.
He visto el mundo destruirse de cientos de maneras.
Pero, aseguro, que la realidad supera la ficción.
Ésta última, nace de la primera.
Todos vamos a vivir una verdadera aventura.
Entonces.
Con esta certeza ¿qué hago ahora ya?
Quien cuidó su bicicleta, para entonces, será el más rápido entre Ferrari y Ducati, secos y sin combustible.
El dinero volverá a ser papel.
Quien cuidó su cuerpo, tendrá una vida más larga y por primera vez verá luces en el cielo que jamás antes vio.
Y de lo que hemos vivido hasta ahora ¿qué va a valer la pena?
Las cosas que siempre las han valido:
Ir a la playa.
Conocer gente.
Subir a escalar la montaña.
Dormir bajo la sombra de un árbol, en medio del campo, junto a un río.
Pescar la comida.
Compartir una buena botella de vino.
Una buena conversación.
Hacer el amor con una mujer.
Tocar y cantar música.
Reír y bailar.
Leer y escribir.
Dibujar, esculpir, tallar.
JUGAR
Pero, entonces… qué hago aquí.
Para qué pactar mi vida con un banco.
Para qué estudio.
Por qué malgasto mi vida por un trabajo.
Sólo me queda relajarme y esperar tranquilo.
El mundo entero se cuchichea los oídos.
Sólo me toca seguir haciendo lo que vale mi pena.
Y me preparo con un bidón con agua, un cuchillo, velas, cuerda, para recibir el mundo, la tierra misma, con el amor inmenso que vale esta espera.
Y nos tocó a nosotros vivirla.
Todo es por algo.