martes, 28 de septiembre de 2010

Crítica teatral. Obra: "Memoria al fuego"

Memoria al fuego disparado

“Memoria al fuego” es una obra teatral dramática, donde los personajes hablan de amor, esperanza, trabajo, traición y el asesinato. La compañía Nina Chiara, encargada del espectáculo, lleva a las tablas un trabajo lleno de matices, colores, interpretaciones y música en vivo. Reencarnando la historia de Latinoamérica, llega a la memoria de todo espectador y causa la emoción.
            Siendo este el tercer montaje de la compañía Nina Chiara, “Memoria al fuego” es un espectáculo que se desarrolla sólo con el lenguaje físico, corporal de los actores. Pero es acompañado por la música en vivo, que marca la pauta de los momentos fuertes o suaves de la historia. Es un hilo conductor de la temática, que trata la imposición de la fuerza sobre otro grupo de personas. La obra parte con una premonición de un chamán Maya, que predice la esclavitud de los hombres y la futura tristeza del Dios sol. Esta idea, se puede tomar y recrear en cualquier país de Latinoamérica que haya vivido una dictadura, tal cual como fue en Chile.  He ahí su peso temático, que no pasa indiferente en nuestras aulas teatrales, ya que es un buen recordatorio para quien no quiera olvidar.
            Las actuaciones de los siete personajes son claras y fluidas. Se nota que ya es la tercera vez que presentan el espectáculo. Se ven cómodos actuando. La vestimenta bien define el papel de cada uno: la abuela, la nieta que vende libros o los que trabajan en la imprenta. La utilización de máscaras en esta obra, es un recurso positivo. Da la sensación de que fueran más de siete en escena. En el montaje, ese especie de biombo que hay atrás, en donde van pasando los personajes de la feria, el curadito, el verdulero, los músicos pidiendo plata, es un acierto. Se juega muy bien con las dimensiones y perspectivas, como cuando enfocan el escritorio del gangster, pero desde arriba, dejando ver sólo sus pies y cabeza. Por último, los músicos que tiene el protagonismo, por ser la mitad de la obra, estaban muy esquinados en el teatro. Hay que darles más protagonismo, ponerlos en las escenas mismas y no tan arrinconados, iluminados por una luz tenue.
“Memoria a fuego” mezcla el lenguaje corporal de los actores y la intensidad de los momentos con la música en vivo. Es un espectáculo hecho para el espectador que quiere ir a observar y escuchar una propuesta nueva. Con una temática profunda, un desenlace algo conocido en nuestra historia, la obra teatral llega a los corazones y a la memoria de todas las personas en la sala.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Crítica teatral. Obra: "Hijo de pobre"


La obra de teatro “Hijo de pobre” es un espectáculo que apela a un reencuentro con la magia y la niñez de los espectadores.  El montaje se adecuó para los actores como para las marionetas, permitiendo una fluidez en la actuación de todos los personajes. La obra cumple con la función de entretener, sorprender y renovar la experiencia de ir al teatro a ver algo nuevo.
“Hijo de pobre” es una obra teatral que utiliza un recurso algo olvidado en los escenarios del país. Es una propuesta interesante, atractiva a los ojos del espectador, que al entrar al teatro, sólo ve  dos personajes en escena.  Al momento de prender las luces y ver que son dos actores y tres marionetas, el espectáculo toma otro carácter: el de ver a pequeñas personas de medio metro, reencarnando dolores, pensamientos, frustraciones y sueños. La dinámica que existe entre el actor y la marioneta, es clara. Cada actor está vestido con la ropa de la marioneta, por lo tanto no se oculta a quien anima a estos pequeños personajes. Lo que sí dificultó esta dinámica, fueron los momentos en que el actor se desligaba de la marioneta para entrar en escena. A estos momentos, es faltó sutileza. Quizás tomarse medio segundo más, para salir y entrar en los respectivos personajes.
            La escenografía fue un acierto para el desarrollo de la historia. Cada lugar fue utilizado en su totalidad, creando espacios nuevos a lo largo del cuento. Partiendo por la casa con techo de lata, donde dormían dos marionetas en una sola cama. También la pequeña rampa que se interpretaba como un cerro, y luego es abierta para dar a conocer una mesa, en donde una de las marionetas alegaba, ebria, por la pérdida de un bien (la vaca) relevante para uno de los personajes. Para ser espacios tan pequeños, los actores como las marionetas supieron aprovechar todo el espacio, dando más de una dimensión a un mismo recurso. Sin embargo, en algunos momentos, los actores se vieron incómodos maniobrando los muñecos. A pesar de lo bien que se ocupó el espacio, falta un poco de soltura y más sincronización, para no dejar ver la incomodidad del momento.
La obra teatral “Hijo de pobre” es un espectáculo entretenido para la vista, tanto como para adultos como para niños. Sorprender ver a los marionetas recreando penas humanas, maldiciendo o tomándose la cabeza mientras dicen algo. Sorprende desde el minuto en que entran a escena. Sin duda es algo nuevo que hay que desarrollar con más profesionalismo en el teatro chileno, que en cada espectáculo se busca una propuesta nueva.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Pisco Elqui

18 de septiembre de 2010

200 años y miren este cielo.

Gracias Sol, Dios, Universo, Energía o qué habrá reglado algo tan  hermoso.

Chile es único y con creces.

SCOUT

Me figuraba con la jose y el pipo, semi-brorrachos, bajo el cielo único del Valle de Pisco Elqui para el 18, cantando la promesa scout y empinando la botella dice:

Siempre mi promesa
he de cumplir
(honor)
honor, lealtad y pureza,
hasta morir.
(¡yo quiero!)

Yo quiero amarte si cesar
Oh buen señor
Protege mi promesa
De explorador

(¡la ley!)

La Ley y la buena acción
son para mi,
lo más sagrado y por mi honor,
las prometí.

Yo quiero amarte si cesar
Oh buen señor
Protege mi promesa
De explorador

(¡Jesús¡)

Jesús, hermano mayor,
Rey y Señor,
seré si Tú me ayudas
un modelo scout.

Yo quiero amarte si cesar
Oh buen señor
Protege mi promesa
De explorador

Increíble mil recuerdos

miércoles, 22 de septiembre de 2010

JAJAMBO

Si se pudiera comparar a Nancho Ahumada con alguien, sería con Caupolicán. Es igual a un indio mapuche, de cara ancha y tosca, quemada por el sol del Valle de Pisco Elqui. Mide casi dos metros de altura. Viste con chupalla, jeans y una polera negra sin mangas. Uno de sus brazos, son tres de los míos. Parado en la entrada de su camping Río Mágico, recibe y saluda a todos con una sonrisa blanca y un apretón de mano que duele.
"Qué gusto verte amigo" me dijo a penas me vio. Salió de la recepción y caminó con las manos juntas hacia un grupo de 6 viajeros que llegaron justo después de mí. "Qué gusto de verlos amigos" les dijo e hizo el gesto como de abrazar a todos juntos. Los viajeros se ríen, sin importar los bolsos, cajas, instrumentos, bolsas y ese color rojo que cargan en las mejillas por caminar bajo el sol del Valle.
Todos se registraron en el libro: nombre completo, rut, hora de llegada, día, año, mes y firma. Nancho cerró el libro de un portazo. Soledad, la niña que trabaja en la recepción recibió la orden: "Negra, llévate a estos cabros que son más, bajo el sauce. Vo sígueme" me dijo. Me llevó a un lugar con sombra, con mesa y banca, al lado del río. "Tú vay a traer más gente" me preguntó y respondí que sí. "Amigo nos vemos" nos dimos el respectivo apretón de manos y Nancho Ahumada se fue a seguir su trabajo.
Mi grupo ya se había reunido. Estábamos todos en "la playa" echados de espalda, viendo las estrellas. Uno corre. Desde arriba del cerro, en el "mágico pub", se escuchaba la música y se veía la luz del fogón. Subimos y nos recibió Nancho.  La hora de trabajo se acabó mis amigos, pasen, hay chorrillanas, cerveza, vino y todo" nos dijo y entramos a un quincho redondo y de adobe, con ventanales e iluminado con cientos de velas. En el lugar, había una moto estacionada. Era una locación perfecta para una película.
Nancho se sentó con nosotros, habló fuerte y raspado, pedía su comida. "Mujeres, traigan una chorrillana" y las niñas se demoraron el tiempo inmediato en responder. Nancho se paró de la mesa, fue a la cocina, se demoró un minuto y llegó de regresó a la mesa con una fuente de chorrillanas que desapareció en 10 minutos. Se volvió a parar, hizo el mismo recorrido, pero llegó con cinco cervezas de litro y dos pitos gigantescos. Abrió las botellas, prendió los porros y ambas cosas corrieron en círculo. 
Había más gente en el lugar, y compartió con todos un poco. Quizás con nosotros más, por que llegamos primeros. En el quincho ya estaba todo el mundo cocido como tetera. También Nancho, que figuraba sobre su moto, con una cerveza de litro que bajó en seis o siete tragos, vestido igual que en el día. Al bajar de la moto, se cayó literalmente de hocico. Se paró de inmediato, subió su cerveza, sonrió con sangre entre los diente y gritó la palabra salud. Se tomó la cerveza hasta acabarla. Sacó rizas, aplausos y más de un silencio de los que pensaron que Nancho estaba borracho.
Bruto, se armo camino hacia la salida, tiró lejos un par de silla. "Voy hacer la fogata" dijo y antes de salir gritó "¡Hoy día soy Jajambo! ¡YAJÚ!" Cuando ya tenía prendida la fogata con una buena llama, tomó un tronco de 100 kilo y lo tiró al fuego. Volvió hacer lo mismo con otro tronco. Igual que las polillas, toda la gente se reunió en torno al fuego. Llegaron los tambores, la guitarra, los didjeridu, melódicas, panderos y las flautas que cuando Nancho empezó a escuchar, volvió a gritar "Soy Jajambo" mientras bailaba,  zapateaba el piso y levantaba las manos como si llevara un pañuelo.
Se acabaron las cervezas, se abrieron los vinos y Jajambo ya no tenía rostro. Los ojos no los abría, se le caían las botellas de la mano. Prendía un pucho y se lo robaban uno tras otro. Ya no modulaba. A la fogata llegaron tres guasitos tan ebrios como él. Gritaron su nombre "¡Nancho!" Y a Nancho se le abrieron los ojos, tomó el último trago de su brebaje, pidió el pucho más cercano y se acercó sin el equilibrio del ebrio. "Qué buscan" les dijo fuerte y claro. "Queremos copete" dijo uno de los tres. "No tengo" les respondió. "Puta que te poní weón Nancho" dijo el que le pedía. Fue la última frase del guasito, porque Nancho le pegó un solo cornete en la cara, hacia abajo, aprovechando su porte y peso. Este se quedó donde cayó. "Por la chucha, no me confundai con ese weón, qué wea te pasa weón" le gritó a los dos guasitos que tomaron a su amigo inconciente y corrieron.
Ahí la música paró, algunas niñas se asustaron y se fueron de la fogata y toda la onda se cortó. "Pero no se vayan, sigamos tocando, si hay de todo, por qué se van" preguntaba Jajambo, tranquilo y con un tono suave, mientras juntaba las palmas, como rezando.
Cuando el grupo se redujo, las guitarras y los panderos ya no sonaban y un solo un yembe seguía un ritmo, nos dimos cuenta que éramos pocos. Jajambo estaba hipnotizado con la fogata. Los ojos grandes y cafés no pestañaban. Estaba quieto, inmóvil, con las manos en los bolsillos. Callado. Una de sus manos buscó algo. Sacó un puñado de billetes, unas doscientas lucas que tiró al fuego. "Si esta wevada no me da lo que quiero, entonces qué wevada me la da" dijo, enredando las palabras. "¡Qué wea!" gritó, subió a su camioneta Chevrolet, blanca, y arrancó levantando una nube de polvo.

martes, 14 de septiembre de 2010

rechazo


Me gusta escribir. Es lo único que hago. Por lo mismo, lo voy hacer contigo, ya que lo he hecho muchas veces y con harta gente.
Recién. Ahora. Tú estás en tu casa carreteando. Yo llamé a Vicente para saber qué iba hacer. Él me dijo que iba a la casa de jaiva. Yo dije "ya po bkn , vamos". Él me dijo que iba a llamar y preguntar porque no cachaba la escena. Ahí me pareció extraño.
Luego me llamó y me dijo que "no hay mano". O sea, que no me querías en tu casa.
Me pregunté ¿por qué? Que yo sepa, no tengo ningún drama contigo. No he halado mal de ti y no sé qué has dicho de mí.
Por favor, Javier, si tienes algo que decirme, es el momento.
Estuve súper mal, no sé cuánto tiempo, pero hoy me siento como antes, como me recuerdas: fuerte, alegre, decidido, amigable, apañador, chistoso, como siempre he sido. Estoy bien.
De hecho, volví a tener lo que tenía con mis amigos de toda la vida (10 o 12 años de amistad: Vicente y Willie). No es lo mismo, pero cuando me saludan, me abrazan, me acarician mi cabeza y me dan un beso en la mejilla. Eso es un buen signo.
Creo saber más de lo que quiero. O sea, sabes lo que pasó conmigo y la feña (pq estabas ahí) y yo sé todo lo que pasó contigo y la feña, aunque no estuve ahí. Por qué, ni preguntes. He aprendido varias cosas, dentro de esas, es que la verdad siempre sale a la luz y eso no es nuevo. Suerte por ti, porque de mi boca ya no salió nada. No es mi asunto, sino tuyo.
Me da un poco de pena no poder entrar a tu casa. En fin, cuando haga un carrete en la mía, eres bienvenido porque no guardo rencor con nadie, de nada, ni conmigo, porque ya sané.
Con tu acto doy por hecho que ya no me quieres cerca. Te deseo toda tu suerte, porque la vas a necesitar. El día en que quieras conversar y sanarte, ya sabes donde vivo y como llegar.
Francisco, no pancho, no pelado, ni gordito, sino FRANCISCO.

Ese es el último inbox que le mandé a una persona, porque no me quería en su casa.
Me gusta que esto no lo lea mucha gente, sino, quedaría la pura...
Pero por lo mismo, me voy a explayar sobre el tema como nunca antes lo había hecho. 


uff
1 hora después...

- para qué - yo

domingo, 12 de septiembre de 2010

11 de Septiembre de 1973

No viví el golpe militar. No soy de derecha ni de izquierda. Señores políticos: ESO YA NO FUNCIONA  PARA LA CIUDADANÍA ACTUAL.

No acepto, y nadie debería, el asesinato. Pinochet nunca pidió disculpas. "No se mueve una hoja sin que yo lo sepa" su frase lo delató. Si fue católico, pobre. Me imagino el primer encuentro con Lucifer.

Ayer, en el 8 piso, en el depa del chino, hicimos un asado. Vive en La Reina con vista a Peñalolén. Era como estar viendo una peli, la ciudad nublada, oscura. Pero de pronto, una luz iluminaba las calles como si fuera un flash gigantesco. Recorriendo la ciudad, retratando los momentos que quizás nadie quiera vivir. Bengalas, nubes de humo que suben al cielo. Uno que otro disparo se escucha. Ambulancias, sirenas.

Hace años que el panorama no era tan tranquilo. En el 90 o en el año 2000,  no me dejaban salir de la  casa.

Hoy es 12 de septiembre del 2010 y llueve. Día frío. Perfecto para un luto de película, dentro de un casa con poca luz, un par de velas y el ataúd en medio del living. 4 o 5 personas quietas en sus asientos, incómodas pero comprometidas, velan al muerto. La viuda, de negro, con velo, guates y un pañuelo negro  para secar las lágrimas negras sobre un ataúd sin cuerpo.

Me es imposible NO imaginare el día siguiente al golpe, las calles  vacías, muertas. Una que otra persona que no camina, ni trota, sino que corre a su destino. Todo cerrado por la incertidumbre que vuela en el aire polvoriento, húmedo de la capital santiaguina.

Familias enteras reunidas en sus casas, en silencio. Vista perdida. Manos juntas. Todos iguales. Hombre y mujer, grandes y chicos. Todos pensaron que el cine era más hostil, mostrando imágenes de las guerras en occidente. La realidad siempre va ser más cruda.

Nací en el último cuarto de la dictadura, gobierno militar, como quieran decirles, a mí me da igual. Me quedo con los hechos y con la historia también.

El día en que otro gobierno salga a matar gente, la sangre misma de las venas de un cuerpo llamado Estado, que viole el honor llamado patria, yo seré uno de los primeros en pintarme la cara como Guevara, tomar a mis comensales, homólogos idealistas, activista, para salir a la calle a matar antes de que me maten a mí o a mi familia.

Antes, no.

Me gustaría saber qué piensa mi generación.

Quieren saber qué piensa la juventud.

La juventud piensa esto.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El secreto

Hay que concentrarse en lo que uno quiere, no en lo que No queremos.
A cada segundo la cabeza va dando respuestas, cada una canaliza las intenciones hacia lo que queremos: estar bien, feliz, tranquilo, tener material y espiritualmente el equilibrio.
Debo ejercitar mi mente a diario.
Desde que me despierto, hasta que me duermo.
Hay que querer las cosas sin dudas, ni retrasos, ni inseguridades. 
El universo funciona rápido, fluido, seguro, perfecto.
Envío mis intenciones al universo y el universo me envía las respuestas de vuelta.
Está a mi disposición.
Tengo que elegir bien mis pensamientos.
"Soy lo que pienso"
La frase inicial "YO NO..." ya es una idea creada, dispuesta, la intención ya se mandó al universo.
No sirve.
Qué es lo que quiero (has una lista). Quiero:
Una hectárea en el sur, con una casa construida de madera y adobe.
Me veo construyéndola con más gente.
Compartiendo.
Una huerta y una chacra grande,para tener mis plantas.
Árboles grandes.
Una bosca dentro de la casa.
Un horno de greda afuera.
Un quincho.
Perros.
Quiero seguir estudiando. 
Quiero estudiar cine y teatro.
Fuera de Chile, en Argentina o Cuba.
Quiero leer toda mi vida.
Voy a viajar y voy a escribir, fotografiar, actuar, grabar, dibujar todo lo que me siente a dibujar.
Quiero trabajar, solo por conocer.
Quiero trabajar en muchos trabajos, uno por año.
Quiero tocar la guitarra, el charango y la melódica, el tambor, una caja, el piano.
Quiero cantar hasta que me muera.
Quiero trabajar y pasarla bien mientras lo haga.
Quiero una mujer perfecta para mí.
Quiero hijos e hijas.
Mientras, sólo quiero mujeres. 
Quiero enseñar lenguaje, castellano, humanidades, música, historia, hábitos.
Quiero vivir, amar, tocar, comer, bailar, oler, cantar, reír toda la vida.
Quiero un caballo.
Quiero una moto.
Quiero salir de la Universidad.
Quiero ocupar mi cerebro al 100% de su capacidad. 

Primer ejercicio.

con motor

Subía  por Isabel La Católica, manejando mi mosquito. Hasta 40 k/h. Claro que yo era de los pisteros. En la roja era el rey. Un estanque de 1 litro y medio me bastaba para una semana entera. La mezcla aceite-bencina, un cuarto por litro.

Era de noche, estaba armado con mi casco y me dirigía a mi casa. Había tomado 3 vasos de tinto. También había pasado un ramo de historia. Justo en el cruce de Manquehue e Isabel la católica, giré la vista para ver si venía algún auto, olvidé que mi acelerador se queda pegado y choco de frente con una cuneta.

Al otro día, al sentir mis heridas, recreé la escena.

Por física, salí disparado pero giré por no soltar el manubrio, hasta que mi cara chocó con el cemento. Fue lo primero. Mi pómulo y frente del lado izquierdo sangraban. La mosquito me cayó en la espalda y fisuró una de mis costillas. Después de dos días de reposo me pude mover. Una momia en la cama. Finalmente mi dedo gordo de la mano izquierda también salió herido, se dislocó. El dedo estaba para atrás, pero metido hacia adentro.

Sentí que descansaba. Era de noche y miraba el cielo un poco estrellado. Pude haber estado en cualquiera de mis vacaciones, pero no. Estaba tirado en el piso, rasmillado, dislocado, fisurado, de espalda al cemento tibio.

Después del accidente, decidí dejar las pistas. También el alcohol por un momento. Mi carrera como piloto hasta ahí no mas llegó. Sé que volveré, pero esta vez intentaré con una moto.

tacho

En confianza con los amigos, no quienes carreteo, sino los amigos por historia, paso a un nivel de oratismo más fácil, espontáneo, cómico, ligero. Así que dentro de la libertad, voy escribiendo toda la noche en un papel.

Al principio se desconcertaban un poco. El hecho de estar hablando con alguien y verme como una esfinge, escuchando atento la historia de una mina que me habla toda embalada, y yo derepente, tome un lápiz y baje la vista para perderme en el papel unos segundos. Eso sólo se puede con los amigos que te preguntan "Qué onda weón". El resto te tilda.

Al otro día me despierto y veo un papel blanco, todo arrugado en cuadrados, junto a un montón de aspecto similar. Son las luces de futuras ideas. Estados únicos he irrepetibles. En medio de la conversa, la piscola, el pucho o un caño, mi mente viaja por cosas: ideas, sueños, mementos, reacciones, personajes, fotos, olores, todo lo que dé el recuerdo.

La dani A. dijo una teoría interesante. Cuando una persona duerme, siempre sueña. Primero. Es sano soñar a diario y recordar. Los medios dicen  que es una forma de liberar tensión a la inconciencia. Para el cuerpo sería como volver de un spa.

Segundo. Lo que dijo la dani fue "y creo que cuando soñamos que volamos, o salimos del mar, o corremos, las sensaciones que tenemos en el sueño son reales. El cerebro no para de funcionar. Para sentir lo que yo siento cuando estoy soñando, el cerebro debe secretar alguna hormona. Son como respuestas que tiene el inconciente, que nos hace ver y sentir cosas para darnos cuenta de algo".

Algo así estaba anotado en el papel escrito con mina. También salía algo como "volada: el mundo se acaba. Cuchillo, encendedor gigante (que vende la dani), agua, una mujer". Preparando el futuro. 

Hay un montón de palabras sueltas como choques, asustar, mosquito, católico, alcohol como sedante del siglo 12. Una idea: escribir "la primera vez" de todo y los "si yo fuera...". Otra: llenar un tacho de papeles.



.

trote

Qué difícil es seguirle el tirmo a otra persona.


Es salir a trotar. Todo en silencio, con la mente que no da tregua. Es como la economía o el periodismo, no para.


Veo el piso y mis pies corren como en una película. Piedras, tierra, basura, pasto verde, todo va quedando atrás.


Levantas la vista y vez un cuerpo corriendo, con el pelo largo, rubio, es delgada.


Ahora trotas. 


Te acercas de a paco. Aún no te ha visto. La contemplas. Se ve su perfil. Nariz en punta. Se percató de ti. Reojo. Mira seria.


Como iba asechándola, respondí con una sonrisa casi por actuar. Buenos días. Mi cara.


Soporta la primera imagen pero su rostro no cambia. Igual se quiebra. Sonrió mirando el piso. Luego levantó la vista y nos conocimos, nos vimos a los ojos. 


Llevábamos un trote. A la par.


Momento glorioso. Se produjo una conexión. Algo nuevo, algo ansioso para variar.


Se cortó el contacto visual y todo se fue a la mierda. 


No sé qué sucedió. No sé si yo la pasé a ella o ella me dejó atrás, pero volví a correr solo. Sin trote.


Así mis pies, piedras, tierra, basura y el pasto verde, largo, iluminado por el sol, volvía a ser otra película.


Disco de hoy: The Song Remains the Same disc 1 y 2 - Led Zeppelin

martes, 7 de septiembre de 2010

Loco Freddy


Las palomas del centro son cuáticas, especialmente las de Plaza de Armas. Cómo caminan entre la gente, calculando el tiempo y velocidad al caminar, sólo para no cruzarse en tu camino. No vuelan. Si vas caminando a un paso ligero, con un destino en mente, cruzando la plaza pensando en mil cosas antes de estar preocupado por no pisar una paloma, no vuelan, te esquivan. Tienen la conciencia de que son una plaga, ratones con alas, y al igual que todos, lucha por no ser aplastado por un zapato más grande.

Antes de llegar a la plaza, caminé todo Bandera en búsqueda de la polera exclusiva para cada gusto. La encuentras entre los mares de la ropa americana. Un acierto. Miras por ambo lados, buscas piquetes, manchas. No, no tiene nada. Sonrisa. Te la pruebas, te gusta, te la llevas. Simple.

Hace diez años iba con el  negro a Bandera. Unos pelusones. Siempre lo hemos sido. Íbamos a pelarnos poleras de poliéster, esas que brillan. Yo me llevé una de color verde y manga larga, con puños y cuello blanco, a lo funky. Yo buscaba la ropa exclusiva para subirme a "tocar" (catar rap, o sea, rapear en un grupo: k.a.r.m.a.). Grandes momentos.

Salgo de la tienda satisfecho. Buena compra. Subo por Santo Domingo hasta Ahumada. Doblo a la izquierda y voy contra la corriente, me dirijo a Plaza de Armas. Todos caminan y saben a donde van, rápido, esquivando personas con el objetivo de tocarse lo menos posible, ni un rose sería perfecto. No camino muy tranquilo, billetera y celular en los bolsillos del frente, si alguien camina cerca tuyo por un pequeño momento, se lanza la mirada recriminadora. Qué no me roben.

Y es que me bajó la pendejería y no fui a clases. Me fui al centro a mirar a la gente, los edificios. Traté de pasar inadvertido entre la corriente, pero no pude, mi pinta no era de trabajo y mi cara muy seria. No sé por qué, el centro es muy loco y uno se puede encontrar con cualquier cosa. Por ejemplo: a la salida del Eurocentro, sentado en la maceta de los árboles, un viejo de 80 años, vestido con bototos negros, pantalón de jeans pitillos, polera blanca, suspensores rojos, chaqueta de cuero y pelo panki. Era quizás el primer panki de Chile. Los lentes poto de botella y el mentón para adelante, sacando el labio superior como un papiche. Las cejas chatas. Sentado con las piernas abiertas, las manos se apoyaban en cada rodilla, con los puños cerrados. Miraba fijo a quien lo perturbara con la mirada. Él sabía que era el vicho más freek de Paseo Ahumada.

Cuando estudiaba en el centro, en la Universidad Alberto Hurtado, tomaba la 217 todas las mañanas, a las 8. La micro bajaba por un costado del Cerro Santa Lucia y yo iba sentado en el último puesto, el de al medio. Un caballero de traje gris se para y toca el timbre para bajarse en Metro Universidad de Chile. Al mismo tiempo, se paran 3 tipos: uno en el pasillo, tapando la vista, era el matón por el porte. Otro que baja al segundo escalón de la puerta trasera, le da la espalda al vidrio y mira al caballero de por lo menos 80 años. "Yo lo ayudo a bajar señor" y le toma ambas manos. El abuelito agradece casi sin mirar. Y el tercer tipo le pone una mano en el hombro y le dice "caballero, yo también bajo acá" y con la otra mano le  revisaba todos los bolsillos. Mientras, yo, ahí, de frente mirando todo. El tipo que hurtaba me miró, sabía que lo estaba viendo robar. Pero al mismo tiempo, enfoco un poco más atrás y está el matón mirándome. Se miran entre ellos  y me miran. O sea, si hacía algo, llegaría a mi casa distinto a cuando me fui. Me bajé en los Héroes, mi estación.

En el centro hay que andar vivo. Se ve en Plaza de Armas, gente que está todo el día ahí, de allá para acá, paseos raros. Cruzan la plaza, hablan con alguien. Otros simplemente están, y aunque no hagan nada y estén sólo sentados, en algo andan y cachan toda la movida. Son los personajes de la primera plaza.

Ir a Plaza de Armas y no contemplar el arte que se hace, no ver jugar ajedrez a los viejos en la gran pérgola, vagos, cesantes, solteros, es no conocer quizás lo más puro de la ciudad: su corazón dañado por la gente, la historia, el tiempo y los terremotos, el cementado modernismo, el progreso. Y ahí están los viejos, jugándose la vida en  apretar el reloj y ocupar menos tiempo, quizás todo el que han visto pasar. Acelerando las jugadas, cada vez más rápido. Las piezas vuelan del tablero. Un peón llega al otro extremo de la cancha y salva a su reina. Tiempo. Ahora es una persecución a muerte. Una pieza corre dos jugadas antes por su vida, pero es muy tarde. Tiempo. La reina de donde esté come a la torre. Tiempo. Fin del juego. Se dan la mano. No se hablan, se van.

Son las 3 de la tarde y me siento. Veo un vago durmiendo. Dos. Tres. Veo un viejito con una corbata de bandera chilena y un casco de construcción rojo. Camina pero va bailando a la vez. También veo a una vieja loca, rallada como cebra. La vieja mostraba las tetas, flácidas, caídas, arrugadas, si es que alguien la wueviaba por estar meando en una de las jardineras de la plaza. Después, sin cerrar su camisa, te levantaba el dedo del medio mientras se iba a su banca. También estaba el clásico tipo evangélico, con su micrófono y un carrito con un parlante, llorando la enseñanza de su señor. Los mimos culiados que te imitan por la espalda hasta que te das cuenta porque la gente te está mirando y ríe. El centro es una pecera. De día cardúmenes de color jumper, de pelo negro y la misma chasquilla. El rapero de 30, solitario, pero fiel a su ropa que lo identificó en algún momento. Los peces color vestón nadan con el café y el diario bajo la aleta. Van al café con piernas. Los pingüinos llevan todo tipo de cosas colgando y accesorios de colores en la cara, cuellos y muñecas. Los pulpos ladrones. El pez gordo roza. El retén es la ballena, la micro verde musgo el tiburón. Los vagos son el coral duro, el musgo que vive en la roca. Las pinturas, el auto retrato, la foto en el pony de madera, el chinchinero, el organillero con el loro que te lee la suerte, el centro es una gran pecera.

Caí por efecto polilla, de lejos vi una muchedumbre reunida y me fui a meter. Me salió el chileno metido, copuchento, a ver qué pasa Son más de cien personas viendo el show del Loco Freddy. Se tira unos monólogos. Es rápido con la mente y juega con el momento: los gritos, las miradas, los que se ríen, los que no. Los que pasan por el medio se gana un columpio gratis.  Es un show callejero de monólogos bizarro-ordinario.

"Cuando cuento que tengo 7 hijos, la gente me pregunta si con la misma. Puta. Les respondo que con la misma tula" mientras hace el gesto de agarrarse la tula, la gente se  caga de la risa. "Una vez tuve una mujer que amé, pero llegó un extranjero, le ofreció coca y la weona se fue. Qué hice yo como hombre enamorado, macho afligido, le puse un cabro chico y qué pasó, la weona me cagó. Llegó un oficinista, le ofreció plata y la weona se fue. Qué hice yo, le puse otro cabro chico y que pasó”. -La weona te cagó- responde un cabro del público y el Loco Freddy la pesca y sigue-. “Y qué hice yo como macho reprimido, le puse otro cabros chico. Saben qué, la weona me cagó con otra weona. Cagué. El amor entre minas… Uff. A ver... ¡¿Weón hay visto dos lapas pegadas, como en la playa?! Estoy cagado, ahora soy hombre soltero y weón con tres niñas que alimentar” y todos se cagan de la risa.

Después de explicarle las técnicas kamasutricas a un caro de 20 año, el Loco Freddy le mostró todas las posturas que hay para “meterle el pico a una mina”, dice "ya cabros, este es el último chiste y ya saben, no hay nada que falle si a la mina le  bajai el solcan, le abrí una patita pa allá, otra patita pa acá y le metí la lengua en la sopa. Y no seai weón que ay que esta wea está hedionda vo te metí a  lo choro weón" y él se figuraba con mímica y expresiones corporales, metiéndole una zapato en el choro, después una mano, los codos, la tula y al final  la cabeza. Todos están cagados de la risa.

"Antes del verdadero último chiste, voy a llamar a mi secretaria (una gordita con un culo gigantesco). Carin porfavor puedes pasarme los disco 1 2 3 que están en el piso porfavor" la mina se agacha a buscar los cedes y el Loco Freddy tira la talla "la media raja" y el loco saca aplausos.

"Un weón se metió con un mina y cuando estaban en la cama la mina le pidió al weón que apague la luz. Ya po. Piola por qué no. El loco, porque ustedes ya saben, bajó el solcan para chuparle la sopa y en esas, a la mina le llegó la regla con todo, chorro, grifo y hasta con jalea oriental y weas (las mujeres se tomaron la frente, la mayoría de los hombres no cachó la talla). La mina igual la gozó y se hizo la weona. Y ahí estaba el loco, con la geta toda choreada. El weón no cachaba ni una wea. El weón pensaba que la estaba haciendo toda, tenía a la mina terrible mojaa, todo un campeón. Después de la penetración, el weón se quedó raja dormido, borracho. La mina se levantó, se fue chorreando al baño, dejó un caminito. Se limpió y se fue. El weón se despiertó, cachó una posa de chocolate en la cama, gigante y el loco piensa que la mató. Chucha que soy weón, maté a la mina, pero dónde está. Y el weón ve el caminito al baño, lo sigue. Llega al baño y está todo manchado, murallas, piso, water. el weón se preguntó qué wea paso acá, dónde está la mina y cuando se miró al espejo dijo ... chucha me la comí" gracias gente eso fue todo por hoy, chauchera.